¿Qué ha pasado?

No voy a empezar preguntando que qué nos ha pasado.

Ver las fotos del año pasado y empezar a llorar, como si hubiesen pasado siglos, como si ya nada fuese lo mismo, como si la gente no fuese la misma, como si no estuviese nada en el mismo lugar.
Y es cierto, nada es lo mismo, han parecido siglos, la gente no parece la misma y nada permanece igual ni siquiera en el mismo lugar.
Captúrame la genial realidad en una foto, guarda un momento en una imagen, un momento del que nadie se acuerde y que realmente lo signifique todo y nada al mismo tiempo.
Para el tiempo y consérvalo en imagen, luego al obsérvalo desearás fallidamente volver, porque "eras más feliz"
-¿A dónde tengo que volver para seguir?
Espera, tengo la respuesta, tienes que volver a mirar para delante.

Miniblog.

Prefiero estar así aunque no todo vaya perfecto, que estar como antes, tirada por los suelos.
Lo tengo claro, le voy a dar un bueno empujón a la vida, con mis decisiones por delante y apartando a los que quieran imponer las suyas.

A flote.

Ya no me hundo, y es que he vuelto en una versión mejorada.

Siento que nada puede derribarme, que nada me va a tirar al suelo y knockearme.
Ni los problemas de siempre, ni la ausencia de nadie me va a bajar de este peldaño.
(Ahora es cuando desvarío.)
Porque los únicos que "me tiran al suelo" (ojo al entrecomillado) podrían ser ellos.
Pero ahora es diferente.

A veces parece que a la gente le moleste la felicidad ajena. Esa que surge sin motivo, parece que lo único que pretenden es que seas tan infeliz como ellos. 

Pero a mi, por lo menos, no me quitarán la sonrisa de la cara y menos del pensamiento.
Llega un momento en el que me relajo, me acomodo y sonrío, es en ese momento cuando todos alrededor parecen armarse para atacar con punta afilada.
No saben que no me hace falta enseñar una sonrisa para dar a entender que estoy feliz, ni si quiera necesito un motivo y ni siquiera necesito darlo a entender.
Pues nada, enciérrome en mi ser.
Sin motivo pero feliz.

Tanmedio.

Tan frágil que al pensarlo se rompe.

Tan blando y poco maleable que con la nada se desvanece.

Tan poco cuestionable que no es ni cuestionable.

Tan extraño que los demás no lo entienden, pero nosotros tampoco.

Tan normal que es usual.

Tan usual que rompe con lo normal.

Tan como dos y una.

Tampoco Todo.

Tampoco Nada.