El cambio, las mudanzas, el aire irreconocible, las miles de personas moviéndose en distintas direcciones que hacen que el tiempo pase más rápido de lo que te esperas, y que de repente llegue una nube gris y empape el suelo sin avisar.
El viento se vuelve frío a la par de la lluvia, los árboles se mueven renovando sus hojas.
Se acabó el verano, el calor sofocante y el sol radiante.
Ha llegado el otoño a dejar el suelo cubierto de hojas rojizas, marrones y amarillas empapadas y casi deshechas por la lluvia y el frío.
